Los desafíos complejos de adaptar la enseñanza escolar a las necesidades y contextos específicos de los educandos, reta cada vez más a los docentes a estar en posesión y capacidad de acceder y procesar una serie de datos e información para luego transformarlos en conocimiento práctico durante el proceso de enseñanza-aprendizaje en la aula de clase.

Como espacio dedicado a la mejora de la educación, nuestro interés por el docente es prioritario, ya que él es el autor más significativo, con las mayores posibilidades y capacidades para la incidencia en los demás autores o agentes educativos: estudiantes, familia, comunidad, entre otras; y por tanto, es deber de todos, impulsar las mayores posibilidades y medios para ayudar a mejorar y garantizar su determinante labor.